¿No es cierto que te has preguntado más de una vez por qué otros colegas han podido escribir un libro y tú no?
Es normal. Tú dominas tu tema y algunos clientes y alumnos te han dicho varias veces que por qué no escribías un libro. Y lo cierto es que la idea te seduce.
Cuando te permites imaginarte con tu propio libro en las manos, te entra un escalofrío de subidón que casi te asusta.

Porque sabes qué podrías sentir si consiguieras escribir tu libro.

Peeeeeero…

Sí, hay un pero.
Y es el que ha hecho posible que todavía No hayas escrito un libro.
Hay uno por lo menos, o varios, en muchos casos. Vamos a verlos.
Me gustaría escribir mi libro, PERO:

  •  …tengo miedo.
  •  … a pesar de que domino bien mi tema, no sé escribir un libro.
  •  … no tengo tiempo (esa es una excusa barata, ¡y lo sabes!)
  •  … me asusta fracasar, me asusta anunciar que voy a escribir un libro y no conseguirlo.

Ahora ya vamos siendo más sinceros. Así seguro que avanzamos mejor.
Pues por aquí anda el tema.
Si te cuento como fueron mis primeras experiencias al escribir mis primeros libros te hartarías de reír.

Existen varias fórmulas para escribir un libro

Unos defienden a ultranza la estructura, tener una buena escaleta antes de empezar es imprescindible.

Yo antes era de éstas.

Otros opinan que la escaleta es algo ortopédico, que constriñe la creatividad y que es mejor tener una idea más de brújula; o sea, tener una idea de hacia qué destino nos dirigimos y echar a andar.

Sería como esperar que se abra el camino al andar y el texto vaya floreciendo mientras estamos ahí.
Yo en estos momentos podría defender las dos; o ninguna.

Escribe tu libro

¿Por qué esta evolución?

Pues porque he visto y he llegado a la conclusión de que no se trata sólo del método, sino de la persona que tiene que usarlo.
Es como si vas a una tienda a probarte unos zapatos. No se trata sólo de que te guste el modelo y el color. Además, el zapato debe encajar bien en tu pie, permitirte andar cómodamente y no apretar demasiado.

Bueno, en mi caso prefiero que no aprieten nada y sacrifico la estética ante la comodidad. Si puedo conseguir las dos, perfecto. Si no, me quedo con el par más cómodo.

1/ Estructura corsé:

Sé que hay personas que sin una buena estructura desde el primer momento, se van a sentir perdidas durante todo el trayecto.

Hay personas que les gusta tanto, les tranquiliza tanto tener un guión al que seguir, que cuando sea necesario producir un cambio en la estructura van a sufrir, porque no les gusta nada modificar, cambiar y salirse del guion.

Para ellos, recomiendo la estructura corsé.

2/ Estructura fajita

Hay otros que prefieren una estructura de soporte mediano, que un poco sí les marque el camino, pero no de una forma tan estricta como en el caso anterior.

Quieren algo que les permita respirar un poco, salirse del camino pero sin perder la idea.

Una estructura que permita ver los pilares principales del edificio, e incluso los secundarios, pero no los tabiques.

Todo esto se va construyendo mientras vamos avanzando.

3/ Punto en el horizonte

Otras personas no pueden soportar la rigidez de un guion muy cerrado, ni tan siquiera de un guión mediano y van a preferir una especie de guía muy generalista que les permita saber más o menos por dónde van a ir.

Una guía con la que puedan ir improvisando durante todo el trayecto, creando, viendo cómo crece el libro sin saber ni de dónde ha salido la idea que acaban de tener.

En ese caso habrá que trabajar con más intensidad en las revisiones porque tienen el peligro, la garantía diría casi, de que su texto goce de un cierto desorden, que en la fase de revisión habrá que regularizar.

…Porque tú quieres ser su libro de cabecera

Escribir un libro no es solo una técnica, es también un arte, aunque se trate de escribir un ensayo, un manual o una guía.

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Claro que se puede hacer de forma semi automática, pero para eso no estamos aquí. He escuchado a personas contando como dictan sus libros a un programa que transcribe y listo, en menos de una semana, el libro está en el mercado.

Escribir libro
Bueno, ésta no es mi idea.

No descarto que en un momento se pueda usar una conferencia o una clase transcrita, pero el trabajo de texto que hay que hacer para pasar un texto oral a lenguaje escrito es bastante profundo.

Hablo de ti, de ti que quieres escribir tu libro y plasmar en él, el alma de tu tarea, de tu labor profesional.

De ti que sabes que en ese libro, tus clientes, tus alumnos, esperan escuchar tu voz, esperan que este libro sea una compañía; que tenga tanto de ti que quieran llevarlo a su mesita de noche.

Y saber eso te va a llenar de alegría.

Tu misión es acompañar a las personas en sus procesos de desarrollo personal, de terapéutica, de coaching etc.

¿Y qué mejor acompañamiento que ser su libro de cabecera?

La buena noticia es que tú también puedes conseguir escribir un libro

Y conseguir eso tiene tanto de técnica como de arte.

Y aquí se tratará de saber dosificar, de saber lo suficiente de estructura como para que no se te escapen las ideas principales por las costuras pero a la vez, permitir la suficiente manga como para que tu voz no se sienta constreñida y pueda expresarse libremente.

Por eso he considerado que iba a hacer aquello que a mí siempre me hubiera gustado tener: un acompañamiento, un mentoring personal para las personas que deseen escribir su libro.

O sea que tú pones tu sabiduría y yo me preocupo de ver las posibilidades de tu libro, de prevenir errores técnicos, de avisarte antes de que lleves demasiadas páginas escritas, cuando veo que no vamos bien y que hay que dar un giro.

Se ha dado la coyuntura que dentro de mí hay una escritora y una terapeuta, o sea que, además de tener la técnica para escribir, también sé acompañar.

Mejor, imposible, ¿no te parece?

Dicho esto, espero que a estas alturas ya sepas por qué tú no has empezado a escribir tu libro y te plantees seriamente dónde está el problema y dónde está la solución.

Y como en muchas ocasiones sucede, la solución a veces está en la vuelta de la esquina.