Pensar en libertad implica hacer escuela desde el margen
Cuando alguien crea escuela, acostumbra a ser porque se sale de lo establecido, de lo habitual, porque se ha permitido pensar en libertad.
Lo que sucede es que hay formas y formas de salirse de las costumbres, y algunas de ellas son bastante radicales, no por ello menos divertidas y curiosas.
Hoy vamos a ver al filósofo que podría haber sido el precursor del movimiento okupa. El conocido como Filósofo del perro.
¿Sabes quién fue el primer mendigo conocido de la humanidad?
Pues sí, el primer sin techo conocido en la Historia fue Diógenes.
Él fue el primer outsider. Los transgresores, los que no soportan las leyes y las convenciones y prefieren vivir fuera de ellas, han existido siempre. Pero de él es del primero que tenemos noticia. Él quiso pensar en libertad, sin ataduras a los objetos materiales, a las propiedades o a las normas.
Nació en la ciudad de Sinope. Fue un filósofo cínico, discípulo de Antístenes, que en su juventud conoció a Platón y más tarde, a Aristóteles. Por su larga vida, 92 años, incluso pudo ver a Alejandro el Magno.
Es el filósofo heleno del que se conservan más anécdotas.
El filósofo del perro
Se hacía llamar “El filósofo del perro”, porque le gustaban los comportamientos de los perros, que orinaban en las calles, comían en cualquier sitio y tenían relaciones sexuales en público, sin importarles nada.
Él mismo, cuando iba a las asambleas, a menudo interrumpía las discusiones políticas con una masturbación, lo que indignaba a la gente. Cuando iba al teatro, esperaba al final de la función y entraba cuando los otros salían.
Cuando le recriminaban dicho comportamiento, él indicaba que lo mejor del teatro era el fin de la función y que además, le gustaba empujar a la gente que salía.
Buscando hombres con un candil a pleno día
Su anécdota más famosa fue en Atenas, cuando Diógenes se presentó en sus calles en pleno día con un candil iluminado. Cuando le preguntaron si estaba loco, él contestó que no, que sólo estaba buscando hombres y que no veía a ninguno.
Una vez fue capturado por piratas y vendido como esclavo. En el mercado, el capataz de esclavos le preguntó en qué era ducho. Él contestó “en mandar a los hombres”.
Pero en lugar de encontrarse con un puesto de jefe, tal como él había indicado, fue comprado por un ciudadano de Corinto que tenía unos hijos muy rebeldes, que no conseguía que le obedecieran.
Este hombre le convirtió en preceptor de sus hijos y Diógenes los educó a todos y fue liberado.
El problema fue que les enseñó a pensar en libertad y a los chicos les encantó tanto la filosofía anárquica de Diógenes, que se fueron con él como discípulos suyos, lo cual seguro que no entraba en los planes de papá y no le gustó nada.
Viviendo de okupa en un tonel
En su vejez vivía en un tonel y era un mendigo que se alimentaba a base de comidas muy frugales. Un día, Alejando el Magno, conocedor de la fama de Diógenes, se acercó a él con sus capitanes para conocerlo.
Se plantó delante del tonel donde éste habitaba y le dijo que pidiese un deseo, que él se lo complacería.
Diógenes le pidió que se apartase de delante de su tonel, ya que le estaba tapando el sol.
Como cínico, Diógenes sostenía que la Naturaleza era el criterio para cualquier comportamiento, y no la ley de las ciudades.
Los animales eran su criterio. Se fijaba en ellos para copiarles sus conductas.
Se dedicó a la mendicidad, comía poco y mostraba un gran ascetismo.
Estaba en contra de la propiedad privada y sostenía que no era necesaria para vivir en la Naturaleza. Sólo era necesario aprender a pensar en libertad.
Tenía un carácter complicado y no le gustaban las mujeres, porque consideraba que hacer una familia ya era sinónimo de atarse y perder la libertad.
En sentido moderno era un provocador, al que le gustaba saltarse las normas y leyes de las ciudades y cualquier convención establecida.
Platón le definió como un Sócrates enloquecido y desvariado.
El Síndrome de Diógenes
Es una pena que a veces se nos va la mano a la hora de poner denominaciones, y en ese caso, el ejemplo no ha sido feliz.
El Síndrome de Diógenes es un trastorno del comportamiento, caracterizado por un estado de abandono personal y social, por la acumulación de desperdicios y objetos, y por el aislamiento voluntario.
Afecta de forma más habitual a personas mayores que viven solas.
A pesar de que se le denominó con este nombre en honor a Diógenes de Sinope, el nombre no está de acuerdo con su filosofía. No sólo eso, sino que es del todo contrario a ella, ya que nuestro filósofo predicaba la independencia de las necesidades materiales.
Por lo tanto acumular objetos no estaba en sus ideas ni en sus actos. Su filosofía abogaba por la máxima simplicidad.
[thrive_leads id=’1138′]
¿Qué aprendo de Diógenes para la vida y la literatura?
Por un lado, que en la naturaleza, sentada a la sombra de un árbol, se escribe mejor que en una mesa con ordenador. Lo he comprobado varias veces.
Por otro lado, que saltarse las convenciones es una forma de conseguir ser creativo y único. Que hay que entrenarse a pensar en libertad.
Que ni el mismo Alejandro el Magno tiene el poder de sobornarme, si yo no lo quiero. Diógenes es un hombre que no hace reverencias ante nadie.
Que su libertad interior, a pesar de que él la llevó al extremo, sería buena para sazonar a menudo nuestras vidas con una pizca de ella.
Del 0 al 10, ¿con cuánta libertad interior te permites pensar?
¿Se te ocurre alguna forma de ampliarla?
Cuéntamelo en los comentarios que nos va a venir bien a todos.
Hola, buenas tardes Carme.
Mi nombre es Magdalena. Soy viuda del pintor Overli.
Me gustaría escribir su biografia.
Me encanta la filosofia del maestro Diógenes .
Deseo aprender a expresarme con la escritura .
Conocerte puede ser un buen acierto.
Creo que soy libre pensadora .
Gracias por tu generosidad.
Hola Magdalena.
Gracias por tus palabras. Me encantaría ayudarte a ahondar en la vida de tu marido, a conocerle mejor y a mostrar al mundo otras partes que no habrán sido tan visibles en su obra.
Si lo consideras, mándame un privado y tenemos una entrevista para ver cómo te podría ayudar.
Un abrazo!
Carme
Hola Carme. Me gustan tus comentarios y sobre todo tu generosidad. Yo soy enfermero jubilado, con una gran experiencia detrás. Estoy escribiendo una especio de autobiografía, pero me surgen infinidad de dudas respecto a como debo enfocarlo. Escribí una primera parte y la he vuelto a reescribir. Me gustaría poder contactarte para conocer tu punto de vista al respecto.
Gracias. Un saludo
Félix Carreto
Hola Félix.
Creo que te respondí por email, pero igualmente te vuelvo a responder por aquí.
Bueno, de entrada colegas de profesión, mi primera carrera fue enfermería. Y tengo un especial cariño por mis colegas. Celebro que estés escribiendo tu autobiografía. Es un ejercicio que resulta muy esclarecedor y a menudo muy terapéutico.
¡Un abrazo!
Carme
No tenía ni idea, de la vida de Diógenes.
Me ha gustado conocerla.
Gracias, por compartirlo.
Saludos y abrazos!
Gracias a ti, por pasarte por aquí y por tus palabras, Beatriz.
Un abrazo.
Hola Carmen
Gracias por estár ahí.
Quiero comentarte que, he perdido algo por el camino del aprendizaje de escribir, hubo un tiempo en que dediqué mi mente por entero en mi obra, y veía grandes oportunidades en él, (publiqué tres libros), pero, de un tiempo de esta parte, las cosas cotidianas me trastornan más que antes, en especial la política en que se desenvuelve el país y el mundo. ¿Crees que podré recuperar la atención algún día?, se que los problemas del mundo no se van a acabar nunca, pero yo si.
Gracias por tu atención.
Un abrazo cósmico.
Hola, Miguel.
Gran verdad has dicho que yo no podría mejorar: que los problemas del mundo no se van a acabar nunca, pero tú, sí.
Dicho esto, la decisión de centrarte en ti es tuya.
Yo creo que ayudamos más al mundo desde una consciencia interior plena y una paz interna, que desde la resistencia y la lucha.
Pero eso es una opción de cada cual y sobre todo, del momento de cada cual.
Hay épocas en los que uno necesita medir sus fuerzas. Y hay momentos en los que necesita aprender a aceptar lo que es y centrarse en generar paz.
Espero que te sirva.
Otro abrazo cósmico para ti!
Carme